Érase una vez, en un pequeño pueblo, un sastre llamado Hans. Era muy hábil en su oficio y había confeccionado muchas prendas hermosas para la gente del pueblo.
Un día, mientras trabajaba en unas prendas en su tienda, notó que siete moscas zumbaban a su alrededor. Molesto por su presencia y decidido a deshacerse de ellas de una vez por todas, Hans cogió un viejo periódico de detrás de su mostrador y ¡golpeó a las moscas con un potente golpe! Para su sorpresa (y deleite), las siete molestas plagas murieron al instante, lo que le valió el apodo de «Siete de un golpe».
La noticia de esta hazaña corrió como la pólvora por todo el país y pronto todo el mundo hablaba de ella. Esta nueva fama dio a Hans bastante confianza, hasta el punto de que decidió utilizar esta habilidad para buscar mayores oportunidades que las que podía encontrar en un pueblo tan pequeño. Armado con nada más que determinación (y unas fantásticas habilidades de sastrería), ¡Siete en un golpe se lanzó a la aventura!
Viajó a lo largo y ancho, y finalmente se encontró con dos hermanos que poseían una posada en otro pueblo. Tras conocer la historia de Hans, le ofrecieron trabajo como jefe de cocina, siempre y cuando pudiera demostrar su valía matando de nuevo a siete moscas. Sabiendo que esto no le supondría ningún problema, Siete de un golpe aceptó con confianza su oferta, ¡despachando rápidamente a esas molestas plagas con un solo golpe! Impresionados por su valentía (¡y eficacia!), lo acogieron inmediatamente como parte de su equipo, dando a nuestro héroe otra oportunidad de éxito.
Desde entonces, cada vez que alguien le preguntaba cómo había conseguido triunfar Siete de un Golpe a pesar de haber nacido en un entorno humilde, siempre decían que era porque «nunca perdió la fe en sí mismo ni dejó que el miedo le impidiera alcanzar la grandeza» – ¡Una lección que todos podemos aprender de nuestro querido Sastre convertido en Chef extraordinario!
Deja una respuesta