Érase una vez una mariposa muy especial. Se llamaba Sunny y tenía unas alas lisas y grises… ¡pero en sus sueños brillaban con los colores más bonitos que se puedan imaginar!
Sunny revoloteaba de flor en flor, siempre atenta a algo diferente de lo que veía cada día. Un día, mientras buscaba comida, Sunny se topó con una magnífica mariposa de los colores del arco iris y eso hizo que su corazón se hinchara de alegría. No podía apartar los ojos de su brillante belleza; ¡si ella también pudiera tener unas alas tan coloridas!
A partir de entonces, Sunny se esforzó por hacer realidad su sueño. Todas las mañanas, cuando el sol salía en lo alto del cielo, Sunny agitaba sus alas y rezaba para que algún día fueran tan brillantes como el arco iris. Sin embargo, a medida que pasaban los días nada cambiaba -por mucho esfuerzo o energía que Sunny pusiera en ello-, así que finalmente se cansó de intentarlo.
Una tarde, mientras estaba sentada encima de una brizna de hierba bajo los cálidos rayos del sol de verano, Sunny se sintió derrotada y triste porque en el fondo sabía que nada parecía cambiar para ella por mucho que lo intentara… ¡hasta que de repente ocurrió algo milagroso! Justo cuando Sunshine estaba a punto de perder la esperanza, empezaron a aparecer pequeñas salpicaduras de color rosa a cada lado de sus alas, ¡haciéndolas aún más mágicas que antes! Asombrada y a la vez encantada por esta sorprendente transformación, Sunny se marchó volando con una nueva confianza, feliz de saber que, aunque las cosas no siempre salgan exactamente como las planeas, a veces te esperan sorpresas aún mejores a lo largo de tu viaje.
El final
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