Había una vez una pequeña aldea a orillas del Mar Negro. Todos los aldeanos eran muy amables y simpáticos, pero tenían un problema: no sabían cómo llevarse bien entre ellos.
Un día, un anciano llegó a la aldea y les habló de una criatura legendaria que vivía en las profundidades del mar: una serpiente negra gigante llamada Leviatán. Dijo que si alguien podía encontrarla y devolverle el corazón, la paz llegaría a su aldea para siempre.
Los aldeanos decidieron emprender juntos una aventura en busca del corazón de Leviatán. Por el camino, se encontraron con muchas criaturas extrañas de mitos y leyendas, como sirenas, dragones y monstruos marinos. Pero, independientemente de lo que tuvieran que afrontar, nunca perdieron la esperanza ni el objetivo de su viaje: encontrar el corazón de Leviatán para que la paz volviera a su hogar.
Finalmente, tras semanas de búsqueda en las oscuras profundidades y en las traicioneras mareas, encontraron a Leviatán durmiendo plácidamente en el fondo del océano. Le extrajeron cuidadosamente el corazón sin despertarlo; luego iniciaron su largo viaje de vuelta a casa con la esperanza de la paz en sus corazones.
De vuelta a casa, en cuanto todos vieron aquel órgano rojo y brillante que latía con fuerza desde su caja de cristal, ocurrió algo milagroso: ¡todas las discusiones cesaron inmediatamente! Todos se sintieron como en familia, comprendiendo mejor que nunca el punto de vista de los demás, porque en lugar de ver enemigos a su alrededor, sólo veían a compañeros que querían las cosas por buenas razones… ¡todo gracias al Corazón de Leviatán!
A partir de entonces, cada vez que alguien se mostraba desagradable -o simplemente se apresuraba a juzgar-, la leyenda servía de recordatorio de por qué es importante ver lo mejor incluso en aquellos a los que no entiendes… ¡y por qué el optimismo es la clave cuando te enfrentas a cualquier reto que te plantee la vida!
Deja una respuesta