Había una vez un niño pequeño llamado Rekai. Le encantaban las tortitas, y las comía para desayunar, comer y cenar todos los días. Su madre estaba preocupada por su salud porque no comía nada más.
Una mañana, decidió probar algo diferente. Cocinó unos huevos revueltos con verduras para desayunar y se los puso delante a Rekai. Pero por mucho que le rogara que lo probara, ¡ni siquiera miraba el plato! ¡Sólo quería tortitas!
Su madre pensó mucho en qué hacer a continuación: ¿cómo podía asegurarse de que Rekai comiera sano? Entonces se le ocurrió una idea: si sólo quería tortitas, ¿por qué no dejarle comerlas… pero haciéndolas más sanas añadiendo cosas como fruta, frutos secos o semillas?
Así que eso fue lo que hizo: cada mañana, cuando Rekai pedía tortitas, su madre las hacía con muchos ingredientes saludables añadidos para que siguieran siendo sabrosas pero también nutritivas. Con el paso del tiempo, poco a poco Rekai empezó a comer algo más que tortitas, ¡y pronto empezó a comer todo tipo de alimentos deliciosos de todo el mundo!
La madre de Rekai estaba orgullosa de que su hijo hubiera aprendido a ser independiente y a pensar por sí mismo, y que además disfrutara de comidas saludables. Y lo mejor de todo es que cuando alguien le preguntaba cuál era su comida favorita… Reaki siempre decía «¡Panqueques!»
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