Érase una vez, en una pequeña ciudad llamada Bremen, cuatro animales que querían ser músicos. El primero era un viejo burro cuyo sueño era tocar el violín. Practicaba sus canciones todos los días, pero nadie las oía nunca, pues no tenía instrumento.
El segundo animal era un perro al que le encantaba cantar y bailar. Lo único que quería era unirse a los otros tres en su viaje musical por la ciudad de Bremen. Pero, de nuevo, no tenía forma de hacerlo sin tener algo con lo que hacer música.
El tercer animal que vivía en Ciudad de Bremen era una gata que sabía tocar la flauta maravillosamente, pero sin dinero ni acceso a instrumentos no podía hacer nada.
Por último, había un gallo que siempre cantaba al amanecer cada mañana con la esperanza de que alguien escuchara su hermosa voz y le diera algo de dinero para poder comprarse también un instrumento.
Un día, los cuatro animales decidieron que iban a buscar instrumentos juntos para poder convertirse por fin en músicos de verdad. Buscaron por toda la ciudad para encontrar algo que les sirviera de instrumento musical, hasta que dieron con unas ollas y sartenes desechadas en la puerta de la casa de alguien.
Entusiasmado, el burro se apoderó de la olla más grande, mientras que el perro cogió una olla un poco más pequeña para él, antes de repartir otras dos que eran perfectas para el gato y el gallo respectivamente. Ahora, con sus nuevos instrumentos en la mano, los cuatro animales emprendieron su propia aventura por toda la ciudad de Bremen, haciendo una música maravillosa y extraña por el camino, mientras la gente observaba asombrada desde todos los rincones de este pequeño pueblo lleno de sonidos alegres.
Sin embargo, a medida que se acercaba la noche, estos cuatro valientes músicos se encontraron con la persecución de unos ladrones que buscaban un objetivo fácil, pero por suerte, gracias a su combinación única de sonidos, esos ladrones huyeron aterrorizados sin querer acercarse nunca más al escuchar unas melodías tan potentes procedentes de lo que empezaron siendo unos simples objetos de cocina…
A partir de ese momento, nuestro valiente grupo siguió tocando música allá donde iba, ganando popularidad entre todos los habitantes de este encantador pueblo hasta llegar a ser famosos en todo el país, cumpliendo así los sueños de cada uno al convertirse en instrumentistas profesionales de la noche a la mañana.
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