Había una vez seis ciegos que nunca habían visto un elefante. Decidieron ir a buscar uno, para poder tocarlo y saber cómo era.
Así que emprendieron su viaje a la selva. Cuando llegaron, el primer hombre puso la mano en la trompa del elefante y dijo: «¡Este animal es como una gran serpiente!». El segundo hombre le palpó la oreja y pensó: «¡No puede ser! Este animal es como un gran abanico».
El tercer ciego le tocó la pata y dijo: «¡Se siente como un tronco de árbol!» El cuarto hombre le palpó el costado y declaró que debía ser una pared. El quinto ciego pasó las manos por la cola y gritó que aquella criatura era sin duda una especie de cuerda o látigo. Por último, el sexto ciego se agarró a uno de sus colmillos pensando que había encontrado una enorme lanza o un objeto parecido a una lanza.
Todos empezaron a discutir sobre qué descripción era la correcta, insistiendo cada uno en que su propia versión era la correcta. No fue hasta que llegó otro viajero con la vista en los ojos, que les mostró el aspecto real de un elefante; ¡sólo entonces comprendieron por fin lo equivocados que habían estado todo el tiempo!
Moraleja: siempre deberíamos intentar ver las cosas desde diferentes perspectivas en lugar de dar por sentado que sabemos lo mejor, ¡incluso si estamos completamente seguros de que algo es cierto!
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