Había una vez una pequeña jirafa llamada Ollie que vivía en la sabana africana. Le encantaba explorar y jugar con sus amigos durante todo el día. Un día, decidió emprender una aventura y explorar más lejos de su casa de lo habitual.
Llevaba horas caminando cuando, de repente, ¡se dio cuenta de que estaba perdido! El pobre Ollie no podía encontrar el camino de vuelta a casa y empezó a llorar de miedo. Pero entonces ocurrió algo sorprendente: una mariposa amarilla y brillante pasó volando a su lado y le siguió por la selva hasta que llegaron a un campo abierto lleno de hermosas flores. Ollie sonrió en cuanto la vio.
La mariposa le mostró el camino de vuelta a casa, pero antes de irse se despidió de él dándole a Ollie un último regalo: ¡una flor de papel que representaba la creatividad! A partir de entonces, cada vez que Ollie se sentía perdido o asustado, recordaba este momento especial y se acordaba de que, pase lo que pase, la vida está llena de posibilidades si utilizas tu creatividad.
Al cabo de un tiempo, Ollie llegó sano y salvo a su casa, donde compartió su historia con todos sus amigos animales, que se quedaron asombrados de su viaje, ¡aunque ellos no habían ido ni de lejos como él en tan poco tiempo! Lo celebraron juntos hasta bien entrada la noche, con muchas risas, música y baile.
Ollie nunca olvidó ese día mágico, ni tampoco sus amigos, pues se quedó en sus corazones para siempre, recordándoles lo importante que es no sólo tener valor, sino también ser creativo para ir más allá de las expectativas. El final
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