Había una vez dos amigos valientes y aventureros llamados Kicchu y Choru. Ambos vivían en una pequeña aldea cercana al mar, donde solían pasar los días pescando.
Un día concreto, Kicchu y Choru decidieron salir temprano para pescar antes de que nadie tuviera la oportunidad. Tras varias horas de pesca sin éxito, estaban a punto de rendirse cuando, de repente, ambos sintieron que algo tiraba de sus líneas.
Kicchu estaba tan emocionado que gritó «¡Mi pez!», pero Choru le contestó «¡No, mi pez!». ¡Ambos pensaron que habían capturado el pez más grande jamás visto en estas aguas!
Los chicos empezaron a tirar de sus sedales con toda la fuerza posible, pero ninguno de los dos parecía poder pescarlo: ¡parecía que este pez era mucho más inteligente que cualquiera de ellos! Así que Kicchu y Choru decidieron finalmente que, si trabajaban juntos, tal vez podrían conseguir esta gran captura.
Se agarraron a cada extremo del sedal y tiraron juntos hasta que finalmente, tras lo que pareció una eternidad, el pez gigante salió de la superficie con un enorme chapoteo. Los chicos no podían creer lo que veían: ¡era realmente gigantesco!
Después de admirar su tamaño durante unos instantes, Kicchu dijo: «Deberíamos dejarlo ir», pues sabía lo importante que es preservar las criaturas de la naturaleza para el futuro de nuestro planeta. Y así, sin vacilar ni discutir -Choru aceptó-, metiendo la mano en el agua y liberando suavemente a la gran criatura de vuelta a su hogar.
Mientras Kicchu y Choru la veían alejarse nadando a salvo en aguas abiertas, se dieron cuenta enseguida de que, a veces, trabajar juntos puede llevarnos más lejos que ir solos; ¡demostrando que la cooperación es clave a la hora de abordar incluso tareas u objetivos aparentemente imposibles!
Deja una respuesta