Érase una vez un niño llamado Luke que soñaba con encontrar la tierra mágica donde viven los unicornios. Había oído historias sobre estas hermosas criaturas y quería descubrir la verdad por sí mismo.
Un día, después de la escuela, estaba caminando por un prado cuando vio algo que brillaba en la distancia. Decidió investigar y ver qué era. Al acercarse, sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que era un unicornio de verdad.
Luke se acercó con cautela y le preguntó si le dejaría acariciar su suave melena. Para su sorpresa, el unicornio asintió con la cabeza. Luke no podía creer su suerte; ¡esto podría ser exactamente lo que necesitaba para saber más sobre estas increíbles criaturas!
Le preguntó al unicornio dónde vivían todos ellos, pero en lugar de responderle directamente, se limitó a sonreír misteriosamente antes de alejarse trotando hacia unos árboles cercanos. Intuyendo que ésta podría ser su oportunidad de descubrir su hogar secreto, Luke le siguió de cerca hasta que llegaron a un claro con setas brillantes que rodeaban un gran lago en su centro.
La unicornio le indicó a Luke que la siguiera a través del agua y pronto se encontraron dentro de un bosque encantado lleno de mariposas con los colores del arco iris que revoloteaban alrededor de flores de colores brillantes por dondequiera que se mirara: ¡claramente no era un bosque corriente! El unicornio proclamó entonces con orgullo «Aquí es donde vivimos los unicornios mágicos», ¡dejando a Luke sin palabras por tan increíble descubrimiento!
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