Había una vez un viejo zapatero y su mujer que vivían en un pequeño pueblo cerca del bosque. La pareja trabajaba duro cada día para fabricar zapatos para los aldeanos, pero parecía que nunca tenían suficiente dinero para salir adelante.
Una noche, después de otro largo día de trabajo, el zapatero y su mujer decidieron acostarse temprano para poder descansar para el día siguiente. Sin embargo, en cuanto se metieron en la cama, ocurrió algo extraño: ¡aparecieron pequeños elfos de la nada! Los elfos no eran más grandes que los niños y tenían unos ojos increíblemente brillantes que resplandecían como estrellas en el cielo nocturno.
El zapatero y su mujer estaban aterrados al principio, pero pronto se dieron cuenta de que estos seres mágicos habían venido por bondad; ¡querían ayudarles en su trabajo terminando todas las tareas que les quedaban mientras todos dormían! A partir de entonces, cada noche, cuando la pareja se iba a la cama temprano, estos pequeños elfos serviciales aparecían en el momento justo y terminaban todos sus encargos de fabricación de zapatos antes de que llegara la mañana.
Pronto se corrió la voz por todo el pueblo sobre este misterioso fenómeno que se producía a altas horas de la noche; ¡mucha gente venía de lejos sólo para verlo con sus propios ojos! Pero lo que ninguno de ellos sabía es que, a puerta cerrada, estos mismos valientes duendecillos pasaban la mayor parte de las tardes ayudándose a sí mismos… reparaban cualquier zapato o prenda de vestir dañada que no pudiera venderse durante los días de mercado por falta de recursos o fondos para los materiales. De este modo, más personas podían beneficiarse de la posibilidad de adquirir artículos de calidad sin que ello supusiera demasiado esfuerzo por parte de nadie.
La moraleja de esta historia es que, aunque no siempre podamos hacerlo todo nosotros mismos, si abrimos nuestros corazones y echamos una mano cuando sea necesario, los milagros pueden ocurrir junto con la empatía, ayudándonos unos a otros mediante la amabilidad siempre que sea posible.
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