Había una vez, en las hermosas colinas de Australia, una niña llamada Sunshine. Nada le gustaba más que explorar el monte y jugar con todos los animales que encontraba allí.
Un día, Sunshine decidió emprender una larga aventura y pronto se perdió. Mientras intentaba desesperadamente encontrar el camino de vuelta a casa, se topó con una colonia de canguros que se habían separado de su familia. Los pobres animales estaban muy asustados y no sabían qué hacer sin su madre.
Sunshine sabía que debía ayudarles a reunirse de nuevo, así que emprendió una misión, pero ¿cómo lo conseguiría? De repente, como salidos de la nada, aparecieron ante sus ojos tres koalas. Eran viejos amigos de Sunshine que habían venido a buscarla al enterarse de su desaparición.
Los cuatro amigos trabajaron juntos hasta que finalmente llegaron al otro lado del bosque, donde se reunieron por fin con la familia del canguro. Todo el mundo se alegró de ello -incluso los propios padres de Sunshine cuando se enteraron de lo sucedido-, pero lo mejor de todo es que todos habían aprendido una importante lección sobre el espíritu de comunidad y el valor en tiempos de necesidad.
A partir de entonces, cuando alguien necesitaba ayuda u orientación en la vida, la gente decía «pregúntale a Sunshine», porque, al fin y al cabo, ¡nadie podía perder el rumbo con tanta determinación y valentía como ella!
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