Había una vez una pequeña ardilla llamada Timmy Tiptoes. Vivía en el bosque, detrás de la casa de un anciano, y todos los días buscaba nueces para guardarlas en su casa del tronco del árbol.
Timmy era muy diligente y guardaba todas las nueces que encontraba para tener algo que comer durante los fríos meses de invierno, cuando la comida escaseaba. Pero un día, mientras buscaba más nueces, Timmy tropezó con algo inesperado: ¡un pequeño agujero en el suelo!
Intrigado por este extraño descubrimiento, Timmy se acercó cautelosamente para echar un vistazo al interior. ¿Y qué crees que encontró? ¡Una familia de ratoncitos! Vivían juntos y felices, con mucha comida y juguetes esparcidos a su alrededor.
¡Timmy no podía creer su suerte! Nunca había visto nada igual y enseguida entabló amistad con todos los miembros de la familia de ratones, ¡incluso le invitaban a volver cada mañana para compartir el desayuno!
A partir de entonces, Timmy pasó la mayor parte de sus días jugando con sus nuevos amigos o ayudando en su casa, asegurándose de que todo estuviera ordenado y a salvo de los depredadores. Además de ser muy divertido, pasar tiempo con ellos también le enseñó valiosas lecciones sobre la amistad y la bondad, lo que hizo que ahorrar esas preciadas nueces pareciera mucho menos importante que antes.
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