Érase una vez un niño llamado Jack. Era un muchacho imaginativo y lleno de recursos, que tenía la más notable capacidad para concebir ideas ingeniosas.
Sus padres querían que buscara fortuna, pero no sabían cómo podría hacerlo. Así que un día, Jack decidió tomar cartas en el asunto y salir en busca de su destino.
Jack salió de su casa con nada más que una pequeña bolsa de ropa, algo de comida y agua, así como un plan: robaría animales en las granjas del camino para poder venderlos después por dinero en el mercado.
La primera granja que encontró Jack sólo tenía dos perros que la custodiaban, así que robarlos fue bastante fácil. Pero luego se encontró con otra granja en la que había muchos más animales: ¡vacas, caballos, cabras y ovejas! ¿Cómo iba a poder robarlos todos?
Fue entonces cuando Jack se volvió creativo. Reunió a todos los animales en un corral y recurrió a su mejor amigo, su leal perro Spotty, que los alejó de la granja para ponerlos a salvo mientras ladraba ferozmente a cualquiera que intentara detenerlo. De este modo, Jack consiguió hacerse con una gran colección de animales que luego vendió por una buena suma de dinero en el mercado, lo que le hizo muy rico.
Esta historia es la prueba de que, aunque no tengas dinero ni posesiones cuando emprendes tu viaje por la vida, con creatividad y determinación todo es posible.
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