Había una vez dos hermosas hermanas gemelas llamadas Mmama y Mkabayi. Vivían en una pequeña aldea cerca de la gran sabana africana. Todo el mundo en su aldea las apreciaba por su bondad y su cuidado mutuo.
Un día, cuando las gemelas estaban jugando al aire libre, se dieron cuenta de que algo extraño ocurría en el cielo sobre ellas: ¡era una enorme nube arco iris! Parecía estar llamándoles con sus brillantes colores y sus misteriosas formas que danzaban unas alrededor de otras como bailarinas mágicas.
Mkabayi estaba hipnotizada por esta hermosa visión, pero Mmama le advirtió a su hermana que no se acercara demasiado, pues había oído historias sobre que estas nubes eran peligrosas si te acercabas demasiado. Sin dejar de sentir curiosidad, Mkabayi se acercó un poco más y, de repente, ¡hay rayos de luz que caen del cielo a su alrededor! Gritó mientras corría hacia su hermana, que rápidamente la agarró de la mano y la alejó del peligro.
Las hermanas sabían que, de no ser por la protección de la otra, las cosas podrían haber sido mucho peores. A partir de ese día, juraron cuidarse mutuamente, sin importar lo que ocurriera o el miedo que sintieran por dentro, ¡tal y como debe hacer una familia que se quiere!
Las niñas también aprendieron una importante lección sobre el acoso: nunca dejes que nadie se aproveche de tu amabilidad o tu buen corazón, porque aunque al principio parezca inofensivo, puede convertirse en algo mucho más grave muy rápidamente, sobre todo cuando los implicados no se sienten lo suficientemente seguros como para contarle a alguien lo que ocurre o pedirle ayuda.
Desde entonces, cada vez que Mmama y Mkabayi veían aparecer una nube de arco iris en el cielo, se sonreían mutuamente sabiendo que juntos nada podría romper su fuerte vínculo de amistad y amor entre hermanos.
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