Había una vez una casa muy extraña. No era una casa corriente; hacía tiempo que estaba abandonada y olvidada por el mundo exterior. Pero entre sus paredes se escondía algo siniestro…
Todo empezó cuando dos niños pequeños se mudaron a este viejo y ruinoso lugar con sus padres. Se les advirtió que se mantuvieran alejados de ciertas partes de la casa, pero como eran niños curiosos, decidieron explorar de todos modos. No sabían que en lo más profundo del rincón más oscuro de la casa había un horrible fantasma.
El fantasma había permanecido sellado en su interior durante siglos, hasta que una fatídica noche consiguió escapar de su prisión y empezó a aterrorizar a todos los que vivían en la casa. Hacía ruidos fuertes y creaba el caos allá donde iba: rompía los muebles, lanzaba cosas por las habitaciones y asustaba a todo el que se cruzaba en su camino.
La familia estaba desesperada por conseguir ayuda, así que llamaron a su valiente hermano mayor -un gran guerrero experto en la batalla- para que viniera a salvarlos de esta amenaza sobrenatural. Armado sólo con su valor y determinación, emprendió una búsqueda épica para derrotar a la monstruosa criatura de una vez por todas.
Después de mucho buscar, nuestro héroe se encontró por fin cara a cara con este espíritu vil, ¡listo para la batalla! Con una última ráfaga de fuerza, luchó contra todas las manifestaciones del mal que le rodeaban, desterrándolas de vuelta al olvido, donde debían estar, ¡concluyendo así esta extraordinaria batalla para siempre! La familia vive ahora felizmente sabiendo que no volverán a ocurrir tales horrores gracias a la valiente acción de su hermano.
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