Había una vez un patito que vivía en un estanque con todos sus hermanos y hermanas. Su aspecto era diferente al de los demás patos. Sus plumas eran de un feo color gris en lugar de blancas como las de ellos.
Los otros patos se reían de él y le llamaban cosas como «feo» y «raro». Se sentía muy triste porque quería encajar, pero no tenía el mismo aspecto que ellos.
Un día, mientras caminaba solo por el bosque cerca de su casa, oyó unos ruidos extraños que venían de detrás de unos arbustos. Al asomarse entre las hojas, ¿qué vio? ¡Un grupo de hermosos cisnes! El patito quedó hipnotizado por su gracia y belleza; ¡eran incluso más hermosos que sus hermanos!
Deseaba que algún día él también pudiera formar parte de su familia. Entonces ocurrió algo sorprendente: cuando los cisnes se dieron cuenta de que los miraba, ¡le dieron la bienvenida a su círculo! Le dijeron que no importaba el color de sus plumas, ¡la verdadera belleza viene de dentro!
El patito no podía creerlo: por una vez en su vida, alguien le había aceptado por lo que era, sin juzgarle ni burlarse de su aspecto exterior. Entonces supo que ése era su verdadero lugar: ¡con estas maravillosas criaturas que veían más allá de las apariencias para apreciar la personalidad única de cada criatura en su interior!
A partir de entonces, todas las mañanas, después del desayuno, podías encontrar al Patito Feo nadando felizmente junto a los cisnes, ¡disfrutando más que nunca! Ya nadie se burlaba de él; ahora todos le respetaban y admiraban por ser tan valiente y bondadoso a pesar de todas las adversidades que tenía.
Una bonita tarde de verano, mientras jugaban juntos junto a un lago lejos de casa, ocurrió algo mágico… ¡Las plumas grises del Patito Feo cambiaron de repente de color, volviéndose blancas como las de todos sus nuevos amigos! Al ver esta milagrosa transformación, todos se quedaron boquiabiertos: ¡parecía apropiado que una hazaña tan increíble se produjera entre estos pájaros tan especiales cuya amistad había cambiado la vida de un patito feo para siempre!
En poco tiempo se corrió la voz por todo el pueblo sobre este extraordinario acontecimiento, que sólo sirvió para unirlos más: ¡a nadie le importaba si el aspecto de alguien coincidía perfectamente, porque el amor vence todas las diferencias entre nosotros, los humanos (o los animales)! Incluso hoy en día, cada vez que oímos historias sobre la superación de la adversidad, nuestras mentes vuelven a pensar con cariño en El patito feo, recordándonos que nunca olvidamos que la verdadera belleza se encuentra en lo más profundo de cada uno de nosotros, si estamos dispuestos a buscarla lo suficiente 🙂
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