Había una vez un mono sabio que vivía en la selva. Era muy inteligente y podía resolver cualquier problema que se le presentara. Un día, se encontró con un jabalí que se había quedado atascado en el barro. El jabalí luchaba por salir y pidió ayuda al mono.
El mono sabio pensó detenidamente en cómo ayudar al jabalí a liberarse del barro. Primero sugirió intentar cavar alrededor con palos para que pudiera salir del barro por sí mismo, pero esto no funcionó. Luego pensó en atar lianas para formar una cuerda y sacarlo con ella, ¡pero tampoco funcionó!
Finalmente, ¡el mono sabio tuvo una idea! Le dijo al jabalí que se tumbara boca abajo para que no se hundiera más en el fango y luego lo empujó hacia delante hasta que se acercó lo suficiente como para agarrarse a unas ramas cercanas para apoyarse, ¡como si nadara! Y, efectivamente, después de un gran esfuerzo por parte de ambos, consiguieron que volviera a tierra firme sano y salvo.
El jabalí, aliviado, agradeció profusamente a su nuevo amigo antes de salir corriendo hacia un lugar seguro, ¡ya no estaba atascado en la suciedad! El mono sabio sonrió orgulloso al verlo partir; feliz de saber que ahora no sólo un animal aprendió algo importante hoy, sino que dos lo hicieron: ¡nunca te rindas porque nunca sabes cuándo puede cambiar tu suerte para bien o para mal!
El final
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