Había una vez una niña llamada Lucy a la que le gustaba soñar despierta con lo que le gustaría ser de mayor. Tenía muchas ideas y sueños, pero no sabía cuál elegir.
Un día, mientras estaba tumbada en la hierba mirando las nubes que pasaban, Lucy empezó a hacer formas con ellas y a imaginar que cada forma era algo diferente en lo que podría convertirse cuando fuera mayor.
Se imaginó como astronauta volando por el espacio en su propio cohete, o como médico ayudando a la gente a mejorar, o incluso como cantante famosa cantando con el corazón en el escenario.
Las posibilidades parecían infinitas y cada vez que Lucy pensaba en algo nuevo, se emocionaba por todas las cosas maravillosas que le esperan en la vida cuando sea mayor.
Pero por muy divertido que fuera soñar con estas grandes ambiciones, Lucy sabía en su interior que cualquier camino que eligiera sería el adecuado para ella, porque todos los adultos tienen cualidades únicas que los hacen especiales, ¡como todo el mundo!
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