Había una vez un conejito llamado Bunny. Vivía en el bosque con todos sus amigos animales: osos, conejos, zorros y ardillas. El día de Pascua decidió hacer un picnic de Pascua para todos ellos.
Bunny saltó por el bosque recogiendo comida de los jardines de sus amigos: zanahorias, lechugas y manzanas. Incluso encontró fresas silvestres. A continuación fue a visitar al Sr. Búho, que le prometió que le traería un regalo especial: ¡un montón de deliciosos huevos de chocolate!
Cuando todo estuvo listo, todos se reunieron en el lugar de picnic de Bunny: un prado soleado con muchos árboles de sombra cerca. Todos habían traído algo especial para compartir: El conejo trajo flores aromáticas; el oso compartió miel directamente de su colmena; el zorro ofreció jugosas bayas que había recogido esa mañana; la ardilla aportó bellotas asadas en una hoguera. Incluso invitaron a dos ratoncitos que les ayudaron a colocar el mantel, las sillas y los platos.
Por fin llegó la hora de comer y todos se zambulleron en su delicioso festín de picnic. Pero lo mejor de todo fueron los huevos de chocolate, que todos disfrutaron mucho (¡sobre todo Bunny!). Después de la comida, jugaron juntos al pilla-pilla hasta que empezó a oscurecer y se despidieron hasta el año que viene, cuando podrán volver a hacerlo.
La moraleja de esta historia es que la amistad siempre hace que las cosas sean más dulces, especialmente cuando hay mucho chocolate de por medio.
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