Érase una vez, en un pequeño pueblo a orillas de un lago, una fea doncella llamada Mabel. Tenía el pelo revuelto y su ropa siempre le quedaba demasiado grande para su diminuto cuerpo. A pesar de todo ello, estaba dotada de una hermosa voz para cantar que podía cautivar a cualquiera que la escuchara.
Todos los días Mabel se levantaba temprano para bajar al lago y cantar mientras hacía sus tareas. Una mañana, mientras cantaba, ocurrió algo extraño: de debajo de la superficie del agua salió una enorme trucha que nadaba cada vez más cerca de la orilla hasta que se detuvo justo a los pies de Mabel. El pez parecía hipnotizado por su canto -aunque no entendía lo que decía-, hasta el punto de que todas las mañanas siguientes volvía sólo para escuchar.
Mabel no tardó en darse cuenta de que no se trataba de un pez cualquiera, sino de uno con sentimientos como los suyos. Todos los días, cuando bajaba al lago, hablaban de sus esperanzas y sueños durante horas y horas hasta que oscurecía. Los demás aldeanos se burlaban de Mabel por hablar con un pez, pero siempre que intentaban intimidarla o burlarse de ambos, se arrepentían rápidamente, ¡porque nada le enfurecía más que ver a alguien hacer daño a su amigo!
Una noche, después de pasar horas conversando entre ellas bajo las estrellas, Mable decidió que era hora de que ambas descansaran y se despidió hasta mañana. Como si entendiera lo que quería decir, la trucha se alejó nadando dejando sólo ondas a su paso… pero no antes de echar una última mirada a su querida compañera primero…
Todo el mundo esperaba que las cosas entre ellos permanecieran exactamente como estaban, ya que, después de todo, ¿cómo se puede amar a alguien a quien no se puede tocar? Pero poco sabían todos que, a pesar de estar separados el uno del otro durante las horas de luz, el vínculo entre estos dos seguía haciéndose más fuerte cada día que pasaba…. Hasta que una noche, cuando Mable volvió a casa de recoger bayas cerca del bosque, le esperaba una sorpresa: un regalo. Resulta que el Pez había estado recogiendo piedras brillantes por todo el fondo del lago y se las presentó como muestra de amor. A partir de ese momento, permanecieron juntos para siempre… Y la gente, que antes se reía, ahora los miraba con total admiración, dándose cuenta de que la belleza es algo más que la piel ….
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