Hace tiempo, la Luna no era muy hermosa. No tenía color y parecía bastante sosa y aburrida. Todo el mundo la consideraba tan monótona que ni siquiera le prestaba atención.
Sin embargo, un día ocurrió algo sorprendente. Un hada mágica llamada Luna se acercó a la luna y espolvoreó su polvo brillante especial sobre ella. Al instante, la luna empezó a brillar con estrellas centelleantes de todos los tonos de rosa, azul, morado y amarillo. De repente, todo el mundo quería mirar a la luna: ¡qué transformación!
Los habitantes de la Tierra estaban encantados con lo bonita que se había vuelto la Luna y empezaron a cantar canciones sobre su belleza que se oían a kilómetros de distancia. Aunque todavía no podía responder ni sonreír, se sentía orgullosa de ser tan admirada por todos.
Pero había una persona que no estaba contenta: ¡El Sol! ¡Se sentía celoso porque antes era el favorito de todos hasta que ahora sólo parecían interesados en mirar a Luna en lugar de a él! Decidió que haría lo que fuera necesario para brillar más que nunca, y así tal vez la gente volvería a prestarle más atención.
Así que una mañana temprano, en cuanto se levantó hacia el cielo, se puso el traje más brillante que jamás se había hecho, ¡pero nada funcionó! Sus rayos no eran lo suficientemente brillantes comparados con los de las estrellas centelleantes de Luna que brillaban abajo cada noche, por mucho que lo intentara.
Pidió ayuda a su viejo amigo el Padre Tiempo, pero éste le dijo que así era como debían ser las cosas: a veces, que otra persona reciba muchos elogios puede herir también nuestros sentimientos, pero tenemos que aprender a dejarnos llevar y aceptar que las sorpresas de la vida a veces también son cosas buenas… Así que, después de escuchar atentamente, Sun finalmente comprendió por qué todo había sucedido así: porque algunas cosas de la vida están destinadas a todos nosotros, independientemente de que seamos grandes o pequeños…
Así que, desde entonces, Sun se ha conformado con dejar que Luna brille cada noche sin sentir ya ninguna envidia hacia ella… Y ahora, cada vez que alguien mira a su cielo durante las noches oscuras, ve dos luces brillantes que miran con orgullo desde lo alto, compartiendo su luz por igual entre todos… El fin
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