Había una vez un niño llamado Billy que vivía en una pequeña ciudad. Era un niño aventurero y curioso al que le gustaba explorar el exterior. Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, se encontró con algo bastante inusual: ¡era una nota misteriosa!
La nota decía «Si quieres ver el futuro, encuéntrame esta noche a medianoche detrás del viejo roble». Intrigado por este extraño mensaje, Billy decidió que tenía que seguir investigando, así que esa misma noche se aseguró de salir a escondidas por la ventana de su habitación y dirigirse al viejo roble.
Cuando Billy llegó al lugar indicado en la nota, no parecía haber nada hasta que, de repente, de la nada apareció lo que parecía una antigua máquina del tiempo. Sin dudar ni temer en absoluto, Billy entró en ella e inmediatamente se sintió transportado al pasado.
Se encontró en la puerta de su propia casa, pero no con el aspecto actual, sino más bien con el de hace cientos de años. A su alrededor había gente vestida con trajes de antaño y haciendo su vida cotidiana como si vivieran siglos atrás. No podía creer lo que veían sus ojos, pero de repente todo se volvió oscuro…
Billy volvió a abrir lentamente los ojos, pero esta vez pudo sentir un calor que irradiaba desde algún lugar cercano: ¡procedía de su propio interior! Cuando tocó el lugar de donde procedía el calor, en el bolsillo del pecho, de repente surgió un objeto que resultó ser nada menos que un reloj de oro mágico con poderes místicos. Con la misma rapidez con la que había ocurrido todo lo anterior, el mundo que le rodeaba se desvaneció con la misma rapidez, dejando a Billy solo, sin nada más que este objeto especial…
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